Subimos y bajamos como si nada, como si al apretar el botón del piso de nuestro departamento no sucediera nada extraordinario. Lo cierto es que cada vez que subimos de forma tan natural a un ascensor se activan cientos de mecanismos invisibles que son los que permiten parte del funcionamiento de la vida moderna. Porque, pensemos, qué sería de las miles de torres y edificios altos sin los ascensores. Periodista: Cecilia Acuña.